Saturday, May 10, 2014

Así funciona Alibaba, el mayor mercado ‘online’ del mundo

La sede de Alibaba tiene muy poco que ver con una cueva. De hecho, las gigantescas instalaciones que ha construido a las afueras de la ciudad china de Hangzhou sorprenden por su diseño futurista, por los gigantescos espacios diáfanos en las zonas de trabajo, y por las agradables zonas verdes en las que los trabajadores se relajan cuando el tiempo lo permite. Pero lo que más impacta no son los futbolines en los descansillos, que parecen un anacronismo en una empresa china, ni los empleados que practican taichí para combatir el estrés. Es la inabarcable escala del negocio que desde aquí se controla lo que pone los pelos de punta. Porque Alibaba es el mayor mercado virtual del planeta.

Su fuerza global se refleja en la enorme pantalla de una de las salas de control del cuartel general. El mapa del planeta gira y va mostrando las diferentes transacciones que se llevan a cabo en tiempo real. En China son miles, pero también en el sureste asiático, en América al otro lado del Pacífico, y en Europa cuando despierta. Las estadísticas son rotundas, y demuestran que Alibaba no tiene quien le supere. Para muestra un botón: el pasado 11 de noviembre, día de los solteros en China, 127 millones de personas se lanzaron a una orgía consumista en su red y desembolsaron 35.000 millones de yuanes (4.100 millones de euros) en los 171 millones de pedidos que hicieron sobre un catálogo de más de mil millones de artículos. Jamás antes se habían realizado tantas transacciones en 24 horas, pero, seguramente, el récord será superado este año.

En cualquier caso, el éxito de Alibaba no se ciñe a un día. El grupo ha sabido diversificar sus negocios y cuenta ya con 24.000 empleados distribuidos por sus diferentes ramas, que van desde las empresas de comercio electrónico —Taobao en C2C, Tmall en B2C, Alibaba en B2B y Aliexpress para compras internacionales controlan el 80% de todo lo que se compra en el ciberespacio chino— hasta productos financieros de inversión como Yu’ebao, que maneja ya más de 400.000 millones de yuanes (46.510 millones de euros), pasando por el sistema de pago del grupo, Alipay, que se ha convertido en el estándar en China.

El volumen de negocio abruma, y continúa creciendo muy por encima del PIB de la segunda potencia mundial. El año pasado, 231 millones de clientes sellaron en Alibaba 11.300 millones de transacciones —un 15% a través del móvil— por valor de 248.000 millones de dólares, una cantidad que supera la suma de Amazon y eBay. Esas ventas dejaron en Alibaba más de un 40% de margen de beneficio neto, el doble de lo que consigue Google: o sea, que de los casi 6.000 millones de dólares que ingresó en 2013, unos 2.500 millones fueron a la hucha limpios de polvo y paja.

Si el comercio electrónico chino continúa creciendo según las previsiones —iResearch Consulting espera una expansión del 27% anual— y alcanza un volumen de 713.000 millones de dólares en 2017, esas cifras pueden quedar reducidas a calderilla. De hecho, Alibaba pronto podría convertirse en la primera compañía de comercio electrónico que gestione transacciones por más de un billón de euros. Es, sin duda, un logro espectacular para la empresa que nació hace 15 años en el apartamento de su fundador, Jack Ma, con solo 60.000 dólares.

Ahora, Alibaba ha decidido dar un nuevo paso en su internacionalización y saltar al parqué de Wall Street. El martes presentó la documentación necesaria para lanzar una oferta pública de acciones (opa), y su estreno ya ha sido bautizado por el diario británico Financial Times como “la venta del siglo”.

Sin embargo, la compañía llega con un objetivo muy modesto. Según los documentos que ha presentado en la Bolsa de Nueva York, quiere recaudar mil millones de dólares. No obstante, es una cifra que se prevé que aumente considerablemente, y no faltan quienes están convencidos de que terminará convirtiéndose en la mayor opa de la historia y que superará los 16.000 millones de dólares que se llevó Facebook en 2012. “Salir a Bolsa nunca fue nuestro objetivo, pero es necesario para cumplir nuestra misión. Es una gasolinera a mitad del camino”, explicó Ma en una carta de uso interno dirigida a sus empleados.

Pero no todo son hurras y palmadas en la espalda. Todavía hay grandes preguntas sin respuesta. La principal es el precio con el que debutará la acción, aunque en las quinielas se apuesta por una valoración de la empresa en 200 millones de dólares.

Muchas otras dudas tienen que ver con el poder que tendrán los accionistas sobre la empresa —ahora está controlada por el propio Jack Ma (8,9%), SoftBank (34%), Yahoo (23%) y Joseph Tsai (3,6%)—, y las restricciones que puede imponer China a la inversión extranjera. No en vano, el portal MarketWatch ya advirtió el miércoles de que quienes compren acciones no tendrán control alguno sobre las marcas de Alibaba —algo que choca con la ley china—, porque lo que realmente estarán comprando son participaciones en una entidad registrada en las Islas Caimán que tiene un contrato para recibir los beneficios que generen los negocios de Alibaba en China. “Eso quiere decir que si los accionistas quieren hacer valer sus derechos tendrán que hacerlo basados en el contrato existente entre la empresa en las Caimán y la que tiene base en China”, apunta Steven Davidoff, profesor de la Universidad Estatal de Ohio.

Además preocupa que la salida a Bolsa de Alibaba se dé en un momento en el que las empresas tecnológicas se consideran sobrevaloradas, y justo cuando comienza a crecer la competencia en el ciberespacio del gigante asiático. Aunque Taobao y Tmall son líderes indiscutibles, también es cierto que hay rivales como Tencent que han encontrado la gallina de los huevos de oro en la aplicación de mensajería instantánea WeChat, y que están buscando la fórmula para utilizarla contra Alibaba. De momento, ya han incorporado en el servicio su propia plataforma de comercio electrónico —Yixun—, que puede restar usuarios a las del grupo de Jack Ma.

Su fundador, el tercer hombre más rico de China y ahora presidente ejecutivo de Alibaba, es consciente del peligro al que se enfrenta la empresa en su salida a Bolsa. Y así lo reconoció en su carta. “Vamos a entrar en una nueva era de retos”, avanzó. “Hace 15 años 18 fundadores nos juntamos para crear una empresa china que pudiese competir a nivel global, que se convirtiera en una de las diez mayores empresas de Internet del mundo, y que durase 102 años. Ahora, vivimos mejor de lo que podríamos haber soñado entonces (…), y muchos nos alaban. Pero también hay quienes nos critican. Por eso, tenéis que ser conscientes de que, detrás del embrujo del mercado de capitales, nos espera una presión y una brutalidad sin parangón”.

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